La agricultura ecológica es una forma respetuosa de tratar la naturaleza, de administrar la abundancia biodiversa y de cuidar la vida. Así pués, la agricultura ecológica, igual que cualquier ecosistema, funciona en ciclos que se caracterizan por el reciclaje de sustancias, movilización de recursos locales, energéticos y nutritivos. Todo está interrelacionado entre sí y el ser humano forma parte integral de este gran ciclo de vida.
Una agricultura generadora de vida se basa en la fertilidad del suelo, el agua, las semillas y los bosques. Por tal motivo, priorizamos la agricultura limpia, basada en el uso de abonos orgánicos, semillas criollas, el control biológico, forrajes y concentrados producidos en las fincas. En este sentido, el componente agrofrestal y animal bien manejado a través de los sistemas silvopastoriles, así como el procesamiento de los productos agrícolas y pecuarios, debe tener como efecto la mejora del la alimento, la economía y el buen vivir de los pueblos indígenas y campesinos.